Dormir contigo,
acurrucado en tu alma,
dentro de tus sueños,
haciendo de almohada
para despertar en tu mirada,
con el sabor de tus besos,
el calor de tu cuerpo
y la ternura que regalas,
compartiendo las sábanas,
los susurros y suspiros,
las caricias y arrumacos
de dos pieles que se aman
porque así el corazón lo manda.
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