Aquí estoy amaneciendo,
despertándome con el café en la mano,
y,entre sorbo y sorbo,pienso en ti,
en lo que ansía mi alma,
en los sueños que tengo,
y en lo duro que es amar
a alguien que lejos está.
Cada alba pido un deseo,
el deseo de que estés aquí;
a veces te llamo
y me contesta el odiado vacío,
vacío que me recuerda que ya no estás,
que viniste y te fuiste,
que me llenaste de recuerdos y de sueños,
de amor y de deseos,
deseos que se han de cumplir
porque son nuestros,
nacen en nuestro corazón
y son de los dos.
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