Gracias por estar ahí,
por levantar mi alma en caída libre,
por gritar a mi corazón dormido en la angustia
que lleva la tristeza a tu mirada y tu sentir.
Quiero esforzarme en expresar lo que me grita el corazón
sin los supuestos que dicta la razón
y ofrecerte,de mi,la mejor versión
que se pierde en el laberinto de mi mente.
Y si mi torpeza no lo impide,
no hay derecho a que sufras por ello;
tendré que aceptar que no te merezco
y asumir que con ello estaré,más bien,muerto.
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